Desde el día que me metí en este mundillo de locos que es el triatlón tenía en la cabeza probar a acabar un Ironman, y el pasado día 30 de septiembre cumplí mi sueño.
Tenía que enfrentarme a este reto sin mi amigo y compañero Jesús, que debido a un accidente entrenando no podía estar intentando cumplir su sueño. Pero en Calella nos íbamos a encontrar varios compañeros de club, entre los que se encontraban 4 debutantes más en la distancia.
Iba a ser un finde especial, porque además de probarme hasta el límite tendría unos animadores de lujo. Los nanos se perdían el cole el viernes para poder venirse a Calella, así que el viernes a media mañana salimos mi mujer, los nanos y yo, con el coche cargado y con muchas sensaciones encima.
El domingo tendríamos un equipo de animación insuperable,
con mi mujer al frente, los niños, mi sobrina, Cristian, Chus y Bauti. Además en Calella
también estaría mi amigo y compañero de club Dani Peris, que además de ser un súper
clase (no tardará en ir a Hawái) no dudó en ir a animarnos.
Además se ha creado un grupo de whatsapp con muchos amigos
del club de triatlón y mi hermano, que al final no ha podido venir por motivos
laborales.
El hándicap inicial era el tiempo, ya que desde hacía muchos
días estaban pronosticando lluvia y fuerte viento.
Llegamos a Calella y efectivamente el panorama es lluvia,
lluvia, barro y un poco más de lluvia. La zona de la feria está prácticamente
inaccesible y pegamos un vistazo rápido a lo que se puede y a tomarnos algo.
El Hotel está en un sitio privilegiado, a unos 300 metros de
la zona de meta, pero la verdad es que es bastante cutrillo. El 90% de los que
están hospedados allí son extranjeros y hay bastantes triatletas, que se
diferencian por la indumentaria.
El sábado amanece lluvioso y tengo la suerte de tener el
local de la charla técnica a escasos 200 metros del hotel. En ella me encuentro
con la mayoría de los compañeros de club y nos comunican que debido a las
predicciones meteorológicas no debemos dejar la bici en boxes esa tarde, pero
sí dejar las bolsas y activar el chip.
Me despido de los compañeros
hasta la tarde y aunque está lloviendo mucho nos vamos a comer a una
pizzería cercana al hotel. Sigue lloviendo y las predicciones son muy malas.
Hablan de lluvia casi todo el día, así que voy mentalizándome de lo que nos
espera. De vuelta al hotel preparo todos los artilugios para dejar las bolsas
preparadas. Sigo pensando que me he dejado algo…, pero al final parece que está
todo y dejo las bolsas preparadas para llevarlas a la carpa.
A media tarde nos acercamos a la zona de meta y vemos
que está todo embarrado y hecho una guarrería. Menos mal que no nos hacen dejar
la bici porque habría sido una locura.
Dejamos las bolsas, hacemos el control del chip y nos vamos
a cenar al hotel y a intentar dormir lo antes posible.
Estoy muy mentalizado con el tema de la lluvia y soy
consciente de que va a ser durísimo, pero he entrenado mucho y mi único
objetivo es acabar. Voy a tener una animación de lujo y no puedo fallar, así
que en un rato estoy dormido. Son aproximadamente las 23 h cuando me duermo y
me despierto 4 o 5 veces, mirando la hora, hasta que a las 5 suena el
despertador del móvil. Me he dejado todo preparado para ponerme el traje de
faena y salir de la habitación sin despertar a nadie, así que tal y como lo
tenía previsto me equipo y dispongo a meterme en el diminuto ascensor con la
bici, casco aero y demás trastos.
El hotel nos ofrece un desayuno especial de 5 a 6 h para los
triatletas. Así que las 15-20 personas que hay allí son triatletas. Se nota
enseguida quienes somos los debutantes, todos con la misma “cara de pedo”.
Veo que no hay zumo y pregunto, con la suerte de dar con el
único español de la sala, un alicantino debutante que está igual o más cagado
que yo. No hay nadie responsable del restaurante del hotel, solo el sereno, al
que le han dado instrucciones de sacar 4 cosas y ya está. Entre esas cosas no
hay zumo, así que como sé que la leche no me sienta bien me como un par de
tostadas acompañadas de un fabuloso vaso de agua. Empezamos bien el día!!!
Aprovecho también para hacerme un sándwich para la bici.
Salgo a la calle y me pongo el casco de pájaro loco (gran regalo de mi gente en conmemoración a mis 40 tacazos). A lo
lejos veo a un par más de zumbaos en la misma situación que yo. En apenas 5
minutos llego a la zona de boxes, y enseguida paso el control. Dejo mi bici y
vuelvo a la carpa de bolsas a dejar un par de cosas que me había olvidado el
día anterior.
Son las 7 en punto de la mañana y hasta las 8:30 no salen
los primeros. Me quedo parado, apoyado en una valla, y miro el panorama de los
boxes. Aún llevo el móvil encima, así que hago una foto y noto como me voy
poniendo un poco nervioso, el momento se acerca y ya no hay vuelta atrás.
Vuelvo hacia la carpa, a ver si localizo a mis compañeros, y
aunque no tengo ganas decido ir a pegar la última “meadilla” antes de la
salida. Al volver me cruzo con Michel, otro debutante como yo, y me dice donde
están más compañeros. Después de recibir los últimos ánimos de Maite me meto en
la carpa, a dejar el móvil y coger el gel que me tengo que tomar justo antes de
la salida.
Al salir de la carpa me encuentro con Marta y Pedro, dos
cracks que también debutan, pero a un nivel estratosférico. Salimos juntos de la carpa y nos encontramos
a otro crack, David. El tío que más confianza te puede dar, y que demostró que
es el más humilde del mundo.
Nos vamos hacia la playa y Pedro “se pierde”. Hay mucha
gente y nos quedamos en la orilla Marta, David y yo. Decidimos entrar a
calentar y justo al ponerme las gafas una de las gomas se parte. Por un momento
me entra el acojone, pero ahí está David, que con una calma impresionante me
ayuda a hacer un nudo y problema solucionado. El agua está perfecta para ir con
el neopreno, así que vamos nadando hacia la zona de salida, que está a unos 200
metros de donde nos hemos metido en el agua. Las sensaciones son muy buenas.
No van a tardar en dar la primera salida, así que salimos
del agua. Ya no vemos a David, así que estamos Marta y yo. Ella intenta
localizar a Pedro, pero hay demasiada gente y muchos ya están cerca del cajón
de salida. Estiramos un poco, últimos ánimos y Marta se va a la salida.
Me acerco a la orilla, para intentar ver a nuestro compañero
Fernando, que está en la salida élite. Me encuentro con David, que el pobre
está chillándole a Fernando que se ponga las gafas, ya que las tiene en la
cabeza y parece despistado. Anuncian último minuto por megafonía. De repente
Fernando se baja las gafas y salida. Es alucinante como sale esta gente, son de
otro mundo…
Me despido de David, ya que sale en unos 15 minutos. Me
quedo sólo, aunque rodeado de cientos de triatletas. Mi salida es la penúltima,
así que tengo tiempo de ver salir a Marta y justo cuando entra en el salón de
salida David nos llaman para la última zona de salida, así que dejo la orilla y
me acerco junto a más de 200 gorros rojos más a la zona de salida.
Ahora sí que se respira tensión. Hay tres grupos delante de
mí. Los primeros en salir son los blancos, luego los azules, los amarillos y
por fin el grupo de 40-44, que es el mío. Dan la salida a los blancos y todos
los demás avanzamos un cuadro. Salen los amarillos y volvemos a avanzar.
Ahora solo tengo a los “gorros azules” delante, la tensión va aumentando por
momentos. Salida de los gorros azules, grupo 35-39, la más numerosa, y vamos
nosotros con casi 250 triatletas. De estos apenas unos 80 somos españoles y hay
más de 30 nacionalidades. Quedan tres minutos. Me coloco atrás en la parte
izquierda, ya que el primer giro es hacia la derecha y no quiero llevarme
golpes por no estar colocado donde debo.
Escucho hablar en inglés, francés, italiano, alemán….vamos que eso
parece la ONU, pero sin traductores. Pero independientemente del idioma todos
tenemos esa cara mezcla de miedo y respeto. Megafonía anuncia último minuto.
Estoy a apenas unos centímetros del speaker. Estoy demasiado nervioso, las
pulsaciones altísimas, me pongo en cuclillas y cierro los ojos, intentando
desconectar de todo, pensando que es un entrene más, que me voy a meter con más
de 200 tíos a nadar un rato. Me levanto de nuevo, me giro al speaker y
sonriendo me da una palmada en el hombro, animándome. Miro a la derecha y veo
cómo encienden la carcasa que anuncia cada una de las salidas, me bajo las
gafas, paso los dedos por detrás para comprobar que el nudo sigue ahí, son
apenas dos segundos, pero se hacen eternos, qué sensación tan angustiosa…y….
salida!!!!!!
Ahora ya está, tengo que intentar ponerme a nadar más
tranquilo, ya que las pulsaciones siguen muy altas. Entro en el agua y empiezo
a nadar. Tengo unos 200 metros hasta el primer giro y luego la recta es
larguísima, más de 1500 metros. Así que voy con mucha calma esos 200 metros.
Giro en la primera boya, las pulsaciones han bajado y están estabilizadas, así
que hay que poner el ritmo de crucero que me permita acabar con buenas
sensaciones. Si me veo bien siempre habrá tiempo de apretar los últimos metros.
Pasamos un par de boyas y veo que me he desviado mucho, me
he alejado de la orilla cuando el recorrido va paralelo a ella. No pasa nada,
cambio rumbo y llego bien a la boya. Ahora ya veo la boya de giro a izquierdas,
que nos llevará a alejarnos otros 200 metros de la orilla, dirección a las
Columbretes…jejejej… El agua es súper oscura y por un momento pienso en los
bichos que deben estar circulando por debajo de nosotros. Llegamos a la
siguiente boya, ahora giro a la izquierda de nuevo para volver a afrontar la
recta más larga del recorrido, otra vez paralelo a la orilla. Al coger aire veo
que tengo gorros azules alrededor, y no han venido a hacer ninguna intervención
militar, son los de la salida de antes de la mía, a los que estoy empezando a
pillar (aunque parezca mentira hay gente que nada mucho peor que yo). Eso me
anima y aunque no hemos llegado a la mitad del circuito ya hay gente nadando
braza, algo peligroso porque te los puedes tragar literalmente.
Me veo bien y decido apretar un poco. Me suben las
pulsaciones y lo noto, pero voy bien y me da mucha moral ver que estoy adelantando
a gente. Justo cuando subo el ritmo veo que se me acerca un gorro rosa a toda
hostia por la derecha. La única salida que tengo detrás son los de relevos, así
que los que hacen la natación se supone que son nadadores. El “obus rosa” me
pasa como si estuviese parado y detrás otros dos. Pero yo sigo a lo mío. Estos
no van a hacer el Ironman, van a hacer parte y a mí me queda un día muy largo,
así que yo sigo con mi ritmo y mi carrera. Sigo adelantando a gorros azules y
no tardo en ver a gorros amarillos. Joder, esto va muy bien. No miro el tiempo,
porque me da igual, pero es muy buena señal que no deje de adelantar a gente.
Finalizo la recta eterna y llego al giro de la última boya, el que nos lleva
dirección totalmente recta a la orilla. Ahora veo a pocos gorros de mi salida
alrededor, la mayoría son azules e incluso hay alguno blanco por ahí. Me quedan
fuerzas y he entrenado lo de salir aprovechando las olas, así que apreto mucho
más y noto como voy pasando a gente. Al mirar hacia delante, para orientarme,
ya veo el arco de meta, e incluso tengo fuerzas para ponerme a nadar y coger
aire cada 4 brazadas, voy súper bien, y me sorprende, porque he nadado apenas 4
días en el último mes. 50 metros para la orilla, se distingue el arco de meta y
una multitud de gente. Mi mujer y los niños estarán ahí, pero, los podré ver??
Últimos metros, pero hay que seguir nadando casi hasta la
misma arena, ya que en esta playa cubre nada más entrar. Pie en tierra y me
levanto. Hay mucho ruido, mucha gente chillando, animando, miro a la izquierda
y veo a mi mujer corriendo, y a mis hijos con la pancarta que me han preparado,
joder chutazo de motivación. Tenía planeado no correr en el camino hacia la
carpa, pero no camina nadie y me veo súper bien, estoy fuerte, un poco mareado,
pero fuerte, me miro el tiempo y llevo aproximadamente 1 hora y 7 minutos, muy
bien.
Entro en la carpa y menudo mogollón hay montado. Había
cogido como referencia una viga y veo que he hecho bien ya que hay varios
triatletas totalmente perdidos y desorientados, no saben dónde están sus
bolsas. Llego a las mías, me bajo la cremallera del neopreno y enseguida se
acerca un voluntario y me ayuda a quitármelo y, dejándome asombrado, me lo
guarda en la bolsa. Me pregunta si necesito algo más y después de darle las
gracias se va raudo y veloz a ayudar a otro compañero, flipante!!!
Salgo a por mi bici, de momento no llueve y eso es una muy
buena señal. Incluso parece que el sol quiere tener algo de protagonismo en
este día tan importante para muchos de nosotros…..
Tengo estudiado el circuito de bici aunque el perfil es
difícil de asimilarlo viéndolo únicamente en el papel. Según comenta la gente
es recorrido no es plano pero tampoco tiene ninguna subida dura. El segmento de
bici consta de dos vueltas de 75 kms y una tercera de 30. Así que empezamos la
primera en la que me he tomado como objetivo ir conociendo el recorrido por el
que voy a tener que volver a pasar en la segunda y en parte en la tercera
vuelta.
He calculado una velocidad media máxima de 30 km/h, ya que
no quiero pasarme con las pulsaciones, así que comento a mi mujer que pasaré
por la rotonda de giro, km 75, dos horas y media después de salir con la bici.
Empiezo el recorrido y enseguida veo que es un sube-baja
continuo aunque, efectivamente, no tiene ninguna rampa excesivamente dura. Casi
sin darme cuenta llego al km 30 y veo que llevo 59 minutos, así que todo va
según lo previsto. Giro y vuelta hacia
Calella. Voy cómodo aunque aquí no adelanto prácticamente a nadie. En cambio me
pasan algunos que parecen misiles..unos máquinas.
Sin darme cuenta llego al final de la primera vuelta y mi
aliciente es poder ver a mi family. Última rampa y bajada hasta la rotonda de
entrada a Calella, que es donde hacemos el giro para la siguiente vuelta. Final
de la rampa, a mano derecha, y ahí los veo, chillando y con la pancarta arriba.
Joder, qué chutazo de energía y motivación, les lanzo besos, giro la rotonda y
me pongo de pie encima de la bici, empezamos la segunda vuelta, muy motivado y
sin ninguna molestia de ningún tipo. Miro tiempo y he pasado en 2 horas y 32
minutos. Muy bien, según lo previsto.
Ahora ya me conozco el recorrido y hay una parte que no me
ha gustado nada en la primera vuelta. Son los kilómetros desde Mataró hasta que
giramos para volver a Calella. Una carretera plana, recta, donde se nota más el
viento, no sé, muy monótona. Me mentalizo que solo tengo que pasar una vez más
por ahí, ya que en la tercera vuelta giramos antes de llegar a Mataró, así que
una vez haga este tramo “menos bonito” ya lo tengo todo hecho…me mentalizo…
Llego a la mitad de la segunda vuelta un poco tocado de
coco, y es que ese tramo me ha machacado. Volvemos hacia Calella y veo que he
perdido tiempo con respecto al que me había planteado como ideal, pero voy bien
de pulsaciones y de ánimos.
Vuelvo a pasar Mataró y empieza la zona que me gusta, con
continuas subidas y bajadas. Me noto fuerte y empiezo a apretar un poco, pero
muy ligero, ya que todavía queda una última vuelta de 30 kms y esto es muy
largo.
Me noto muy bien y veo que llevo buen ritmo. El cielo se
está cubriendo y pienso que nos vamos a mojar. Llego a la rotonda donde se gira
en la tercera vuelta y hay muchos maquinones que ya están a mitad de última
vuelta, dirigiéndose hacia Calella para dejar la bici. A mí aún me queda esa
última vuelta. No me importa ir con gente que ya está en la última vuelta.
Vengo muy mentalizado que aquí yo compito contra mí mismo, y que mis
adversarios no son los demás. Si llego a meta habré triunfado, si no habré
fracasado.
Quedan unos 5 kms para llegar a Calella y empieza a llover
fuerte. Sin saber por qué se forma un pequeño “pelotón”. Esto es nuevo para mí
y no sé cómo evitar ir a rueda, me voy a un lado, a otro, intento adelantar,
quedarme…no hay manera, hay demasiada gente como para poder cumplir la regla de
NO DRAFTING. De repente aparece una moto con un juez y nos dice chillando que
respetemos la distancia de seguridad, que está lloviendo y es muy peligroso que
vayamos tan juntos. La gente se cabrea y le comentan al juez que cómo debemos
hacerlo, si tenemos que desaparecer o qué…
Bueno, se estira un poquito el grupo y podemos volver a
cumplir las normas, aunque como siempre hay más de un tramposo que aprovecha la
situación y chupa rueda durante unos cuantos kilómetros, en fin…
Llegamos a Calella, creo que me he retrasado con el tiempo
estimado, pero miro el reloj y llevo 5 horas 6 minutos. Va bien. Aquí,
afortunadamente, no llueve y vuelvo a ver a mi gente en el mismo sitio,
chillando y no parando de animar, joder que bien. Ahora ellos ya se van a ir a
la zona de meta, donde dejaré la bici y empezaré a correr. Pero todavía me
quedan 30 kms, una hora aproximadamente.
Empiezo la tercera, y última, vuelta, y a los dos o tres kms
empieza a llover con fuerza. Joder, qué miedo bajar las rampas con el suelo tan
mojado. Soy bastante penco en la bici y
pienso que sería una lástima no acabar la carrera por tener una caída en la
bici. Voy con mucho cuidado y veo que el ritmo baja considerablemente, tanto
que la media en esos últimos 30 kms estaría cercana a los 20-22 km/h. Estoy
completamente chopao y tengo frío. Los brazos están morados y voy pegando tiritones. Pienso que si esto hay
que aguantarlo todo lo que queda de carrera va a ser durísimo, pero bueno hay
que ver qué pasa. Mi siguiente meta es acabar la bici y luego ya veremos cómo
estoy.
Llego al último giro que tengo que hacer, el que me llevará
ya a los últimos 15 kms dirección a Calella. Estoy pasándolo mal y me noto los
músculos como agarrotados, del frío y del cansancio, ya que llevo 165 kms en la
bici. El giro se hace en una rotonda un poco extraña, ya que está en una
pendiente y al girar calculo mal y se me va la rueda delantera, se me suelta la
cala y milagrosamente no caigo. Hay un avituallamiento justo ahí y veo como los
que están allí tienen las manos en la cabeza, pensando que me he salvado de una
buena. Ahora ya no queda nada y parece que al fondo hay claros, a ver si tengo
suerte y en Calella no está lloviendo.
A unos 5 kms de Calella ya no llueve, así que es perfecto.
Llevo toda la ropa mojada y voy pensando lo que tengo que hacer cuando llegue a
la segunda transición. Llegamos a
Calella y en todas las calles hay gente aplaudiendo. Es muy emocionante. Nos
hacen pasar por varias calles y veo a participantes corriendo, otros caminando,
y pienso que dentro de nada estoy yo ahí…
Estamos llegando a la zona de boxes y vuelvo a ver a mi
family. Otra meta conseguida, he terminado los 180 kms de bici y estoy
relativamente bien. Cansado pero con fuerzas de seguir. La sensación al bajar
de la bici es dura, el frio y los kms han hecho mella en las piernas y los
primeros pasos parezco chiquito de la calzada, pero al menos me muevo…jeje
Dejo la bici y voy a la carpa. Voy pensando que con este
agarrotamiento de piernas no voy a poder empezar a correr normalmente y pienso
que mis compañeros me dijeron que si tengo que empezar la maratón caminando que
lo hiciese, que ya correría lo que pudiese. Entro en la carpa y me encuentro
con un compañero vasco, que tiene un dorsal cercano al mío, por lo que tenemos
nuestras bolsas casi juntas. Nos sentamos en el banco. Pienso qué ropa me
cambio y decido cambiarme el maillot de la bici y ponerme el top de triatlón,
aunque me dejo el chaleco del club, ya que aunque ahora no llueve pienso que si
más tarde lo hace me vendrá bien. Zapatillas puestas y siento un gran alivio en
los pies. Han sido 6 horas y media encima de la bici y los pies están
doloridos. Mi compañero vasco me ofrece media barrita y se la acepto. Nos
deseamos suerte y salgo de la carpa.
Llevo mi cinturón porta-dorsal cargadito de geles Overstim y
calculado a la milésima cómo debo tomarlos (según instrucciones de mi amigo
Dani Peris). Gorrita, no por el sol que hace, sino por si más tarde llueve que
no me moje la calva. Y salimos. Joder, cómo anima la gente!!! Mi family está a
un km aprox de la meta y como son vueltas a un circuito de ida-vuelta de 10250
metros los veré pronto. Llego donde están, sonrío, ahora sí que puedo verles
bien. Me chillan y animan. Los peques tienen la pancarta que me han preparado
(bueno la mami ha hecho el trabajo de ensamblaje). También está mi sobrina
Leila y Cristian…joder qué emoción.
Me alejo de la zona de meta y me pongo como objetivo conocer
el recorrido que voy a tener que hacer cuatro veces. La primera parte de la
vuelta es por una zona agradable, en la que pasamos por la localidad de Pineda
de Mar, que está pegada, literalmente, a Calella. Hay mucha gente y mucho
ambiente de corredores por el circuito. No son todavía las 17 h y quedan
fuerzas. Una vez se pasa Pineda de Mar viene una zona fea, con un campo a un
lado y la vía del tren y la playa al otro, sin nada más. No hay nadie animando
y es que no hay edificaciones cercanas. Al llegar al km 5 ves un hotel y justo
delante está la zona de giro. Tampoco hay mucha animación, algún que otro giri
mirando, pero nada más. Afortunadamente hay un avituallamiento justo después de
girar y está repleto de voluntarios que te ofrecen de todo y además animan una
barbaridad.
Primer giro hecho y volvemos hacia Calella, para terminar la
primera vuelta. En mi previsión de tiempos (para que mi family no tenga que
estar tantas horas pendientes de si paso o no) le he dicho a mi mujer que
pasaría las vueltas en una hora aprox, pensando que voy a llevar un ritmo que
me permita aguantar, y que cuando me vengan los dolores de la muerte me quede
algo de fuerzas. Voy muy a gusto, ligero, y sintiendo que estoy haciendo las
cosas bien y que el duro entrenamiento de los últimos meses está dando sus
frutos.
Llego al final de la primera vuelta y veo que los míos no
están en el mismo sitio que estaban la última vez que los he visto. Pienso que
se habrán acercado más a la zona de meta y sigo. Llego a la meta, nos hacen
pasar por la zona de las gradas, que están repletas de gente, y el speaker no
deja de animar y de hacer que la gente lo haga. Es súper emocionante y por un
momento te sientes importante. Acabo la primera vuelta y veo que he hecho unos
54 minutos, joder, 6 minutos menos de lo que había pensado, tengo que bajar el
ritmo, que esto es muy largo y tarde o temprano me vendrá el bajón. Empiezo la
segunda vuelta, preocupado porque no he visto a mi family. Sigo igual de bien,
aunque ya empiezo a pensar que tengo que pasar por esa zona tan chunga en la
que no hay nadie. Cambio el chip y pienso que tengo que llegar a la zona de
giro, donde están esos animadores que consiguen que se te pase todo. Se me pasa
muy rápido y llego a ese giro, donde está el avituallamiento. Voy tomándome los geles según tengo previsto,
pero me siento vacío. He desayunado a
las 5 de la mañana y son las 6 de la tarde. Cojo un trozo de naranja, aunque me
lo como con miedo por si me sienta mal y me entran las cagaleras de la muerte.
Me cruzo con algún que otro compañero y veo que todos los debutantes vamos
bien, al menos avanzando y con posibilidades reales de acabar.
Llego a la zona donde había visto por última vez a mi
family, y ahí están, chillando y animando a tope. Me pregunta mi mujer si es la
primera o la segunda vuelta y le digo que es la segunda. Se quedan con cara de
alivio y es que al haber pasado la primera vuelta más rápido de lo previsto y
no verme no sabían si estaba en la primera o en la segunda vuelta. Llego a zona
de meta de nuevo, más de lo mismo, impresionante la animación, qué sensaciones.
Es duro ver como hay gente que gira y entra en meta y tú sigues recto para
afrontar una nueva vuelta. Al salir de
la zona de meta oigo cómo me anima alguien por mi nombre. Son Bauti y Chus, nuestros amigos de Mataró,
que han venido a vivir con nosotros las últimas horas de carrera. Le digo que
me quedan aún dos vueltas y me dice que animo, que puedo con ello. Vuelvo a
pasar por la zona en la que están mis animadores y veo que algo no va bien,
estoy un poco mareado y de repente me han bajado las fuerzas de golpe, me viene
todo el cansancio de golpe. Como tenía frío le he pedido unos manguitos a mi
mujer y mi sobrina se viene un poco a mi lado para dármelos. También viene mi
campeón mayor, y les comento que voy un poco tocado, que tardaré en hacer la
tercera vuelta y que he visto a nuestros amigos en la zona de meta.
Empieza la vuelta más dura de la carrera. El peor rato desde
que empecé a las 9 de la mañana. Llego a la zona del “descampao” y se me suben
los dos gemelos a la vez. Qué dolor!!! Paro, estiro y sigo caminando. No veo
aparecer el puto hotel y voy muy tocado. No debo tomarme el siguiente gel hasta
que llegue al giro, pero voy jodido. Media hora antes iba corriendo super bien
y con fuerzas y ahora me veo muy tocado. En ningún momento pasa por mi cabeza
que no sea capaz de acabar, pero sé que lo voy a pasar muy mal. Es el km 26
aprox y queda muchísimo por delante. Voy alternando trozos corriendo y
caminando hasta que llego al avituallamiento. Allí me tomo el gel, como
naranja, plátano y un chute de ánimos de los voluntarios y empiezo a correr.
Voy a un ritmo muy lento, por encima de 6 min/km, pero al menos voy corriendo.
Se ha hecho de noche y la zona del descampao está iluminada parcialmente por
unos focos que hay con grupos electrógenos. Aún así hay que ir con cuidado de
dónde pisamos.
Me acerco a la zona donde salgo con las energías recargadas.
No quiero que me vean con mala cara, así que intento poner buena cara, pero
estoy tocado. Los veo y veo que ahora ya están Bauti y Chús con ellos, y además
hay otros chicos que están animando a otros participantes que se apuntan a los
gritos cuando paso. Pienso que ya es la última vuelta y aunque ya tengo muchos
dolores musculares sigo corriendo, aunque muyyyyy lento.
Paso por meta, y pienso que cuando vuelva ya hago yo también
el giro hacia el arco ese tan deseado. Vuelvo a ver a los míos, me emociono
mucho. Sé que me dirijo hacia una zona en la que lo voy a pasar muy mal. Ahora
tengo fuerzas y ánimos para correr, pero en un rato sé que voy a estar
caminando y jodido.
Continuará.....